Coliseo España 1924-1931

El edificio se sitúa en el tramo final de la actual Avenida de la Constitución, muy próximo ya a la Puerta de Jerez. Este tramo resultó del ensanche llamado de Santo Tomás por el antiguo convento allí establecido.

El Coliseo, que figura como una de las obras más importantes dentro del estilo regionalista, presenta planta rectangular exenta por todas sus caras excepto por una que se corresponde con uno de los lados cortos. Desarrollaba su programa en cuatro plantas, una de ellas de sótano, y planteaba sus accesos por el centro de las dos fachadas principales, bajo dos balcones miradores que se abrían en éstas.

Contaba con dos vestíbulos de acceso, uno inmediato a cada puerta, que en planta alta se convertían en salones de fumar. A ambos lados del vestíbulo de la Avda. de la Constitución -entonces Reina Mercedes- se localizaban, bajo las amplias terrazas, locales comerciales desarrollados en sótano, planta baja y entresuelo. La sala contaba con patio de butacas, primer anfiteatro con palcos y un segundo anfiteatro que sobre el salón de fumar se extendía hasta la fachada de la C/ Adolfo Rodríguez Jurado.

En el diseño del inmueble también se cuidaron la seguridad y la comodidad, con avanzadas instalaciones de protección contra incendios, que podían conectarse al riego público ó a los depósitos de agua situados en el sótano, una instalación encargada de la renovación del aire y otra de calefacción por agua caliente.

Respecto a la decoración interior, los vestíbulos contenían pinturas murales “costumbristas” que hacían referencia a episodios teatrales, siendo también elementos destacables los apliques de bronce dorado y la gran “araña” de bronce y cristal que colgaba del centro del techo con 180 puntos de luz, 6 m. de alto y 4 m. de diámetro.

Es el juego decorativo el que da unidad a sus fachadas a través de la reiteración de elementos. Se compensan líneas horizontales y verticales, torreones ascendentes y miradores, originalmente cierros acristalados, que marcan la horizontalidad. De las tres fachadas del edificio, la que da a la calle Maese Rodrigo, que originalmente era un callejón particular, se trató como trasera y las dos fachadas principales (Avda. de la Constitución y C/ Adolfo Rodríguez Jurado) combinan el ladrillo visto, trabajado y tallado de forma monumental, con cerámica vidriada, hierro forjado, madera e incluso mármol.

Los alzados responden a un orden tripartito apilastrado y fueron diseñados acusando al exterior la distribución primitiva, con líneas corridas de huecos que correspondían a los salones de descanso, el muro de la sala sin vano alguno y con grandes elementos decorativos que llaman poderosamente la atención sobre el, o los, vanos bajos de los torreones que albergaban las escaleras principales en las esquinas.

De la decoración destacan algunos elementos de gran calidad: los paños cerámicos concebidos a modo de grandes tapices, las marquesinas de las taquillas con sus tornapuntas de hierro forjado, los miradores, de 14 y 15 metros de longitud, respectivamente, con sus casetones de madera tallada, tornapuntas forjadas, pilares de ladrillo, etc. Sobre la cornisa y el pretil destacan las columnas de mármol de los torreones, que cuentan con ricos artesonados y remates de hierro.

El edificio fue reformado sustancialmente a finales de los años setenta del siglo XX, vaciando su interior, para convertirlo en sede bancaria, y actualmente solo resta su fachada, que se conserva en buen estado, de la traza original.

El proyecto se redacta sobre el solar de antiguo convento de Santo Tomás con fecha 8 de Diciembre de 1924 por encargo de D. Ildelfonso Marañón Lavín. Originariamente se denominó cine 'Reina Mercedes', pero meses antes de la Exposición ya era teatro 'Reina Victoria' y se inauguró en plena República como 'Coliseo España', el 3 de Diciembre de 1931. El coste de la obra fue de unos dos millones de pesetas.

Edificio fue proyectado inicialmente como cinematógrafo, acondicionándose posteriormente como teatro, por lo que se redujo el aforo previsto (de 2755 espectadores a 2100), ampliándose el escenario, al que, a pesar de todo, siempre le faltó profundidad.


El Coliseo se convirtió en sede bancaria en 1979 (Banco de Vizcaya), tras una reforma sustancial dirigida por Luis Fernando Gómez Stern y José Chapa. Tras dicha reforma, los murales pictóricos de los antiguos vestíbulos, pintados por Francisco Hohenleiter, fueron donados por la entidad bancaria a la Escuela de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla.