Un eje
acodado da acceso al patio, en torno al cual se distribuyen las estancias del
edificio. Se trata de un espacio porticado, con columnas de mármol sobre las
que apean arcos peraltados enmarcados por alfices, al que abre una espléndida escalera
que da acceso a la segunda planta.
Subsisten
en el edificio restos de la edificación medieval, entre ellos y en planta baja están
el dormitorio de las niñas y un gran salón convertido actualmente en capilla.
El
dormitorio de las niñas presenta arcos de herradura apuntados y un pequeño arco
de yeserías. El salón es de planta cuadrada, lo rodean anchos muros y está
abrazado por dos crujías, una de las cuales está cubiertas por buen alfarje,
pintado por motivos heráldicos y vegetales. Destacan los zócalos de alicatado
con ruelas de lazo, similares a los del Alcázar sevillano, que enriquecen la
portada, donde también se despliegan hermosas yeserías con decoración de
ataurique, inscripciones cúficas y veneras en el intradós del arco. Idéntico
léxico decorativo se desarrolla en el muro frontal, donde se abre una
hornacina, como en las dos portadas restantes. Fue abovedada al perder probablemente
en el siglo pasado, la armadura de la cubierta ochavada que poseía.
Casa de Olea 1350-1399 |
Toda
la planta alta fue reformada en el siglo XIX, con espléndidos salones estucados
en estilo inglés y chimenea de mármol.
El
paramento de la fachada, de tres plantas, se encuentra avitolado y dividido en
calles por pilastras corintias.
Su
núcleo fundamental data de la segunda mitad del siglo XIV, y en el que se
realizaron diferentes intervenciones en los siglos XVI, XVIII y XIX, de las
cuales las más recientes afectaron principalmente a la planta alta.