HISTORIA DE SEVILLA

Hasta hoy, las investigaciones apuntan que la fundación de la Ciudad la llevaron a cabo los Tartesos sobre un terreno elevado junto al río Guadalquivir, y que su antiguo nombre fue Ispal, esto ocurría allá en el siglo VIII A. C.

Los Fenicios, Griegos y Cartagineses llegaron posteriormente y en el 500 a. C. la civilización Tartésica desapareció. Mas tarde en el 205 a. C. serian los Romanos los que expulsaran a los Cartagineses y proclamaran a la ciudad como la provincia de la Bética, esta fue una época muy importante para la ciudad ya que se expandio considerablemente y sus edificaciones fueron muy importantes, como la Giralda, la Torre del Oro, o el Alcázar, por esta época se la llamó Hispalis. En el año 712 d. C. Hispalis fue conquistada por los Musulmanes y de nuevo se rebautizó, esta vez con el nombre de Isbiliya, tuvo una gran riqueza cultural por entonces gracias al legado Árabe, aun dependiendo del califato de Córdoba, era de las mas importantes de Al-Andalus (nombre Árabe de Andalucía).

Después entre el final del siglo XI y hasta mediados del XII llegaron los Almorávides (Musulmanes norteafricanos de la familia de los bereberes), fue una época floreciente para los negocios y la arquitectura.

En el 1248 los Cristianos vencieron a los Musulmanes y el Rey Fernando III de Castilla instaló allí su corte, aunque este hecho no supuso que los artesanos y comerciantes salieran de la ciudad, sino que la actividad continuó, el puerto de Sevilla era un importante punto intermedio entre Italia mas otros países bálticos y los puertos mas importantes del norte de África.

El descubrimiento de América en 1492 supuso posteriormente para Sevilla una gran riqueza, en 1502 los Reyes Católicos fundaron la casa de contratación, era el sitio desde donde se dirigía y contrataban los viajes para controlar las riquezas venidas del nuevo mundo, este hecho supuso para Sevilla una nueva y gran expansión urbana, como demuestra que por entonces se construyeron la Catedral, la Casa de Pilatos, la Casa de las Dueñas, la Colegiata del Salvador y la ya nombrada Casa de Contratación (hoy se sitúa allí el archivo General de Indias).

A partir del siglo XVII y XVIII comenzaría su declive, motivado entre otras cosas por el traslado de la casa de contratación al puerto de Cádiz.

Habría que esperar al siglo XX para volver a ver una Sevilla esplendorosa, la exposición de 1929, junto a la Exposición Universal de 1992 sirvieron (sobre todo esta última) de plataforma de fama y lanzamiento mundial de Sevilla como Ciudad moderna y costumbrista a la vez, en un centro de negocios y político de Andalucía, no en vano es la Capital Andaluza.

 EL GUADALQUIVIR 
La historia de Sevilla está íntimamente ligada a la del río Guadalquivir, pues desde sus orígenes desempeñó el papel de puerto fluvial y puente entre el Océano Atlántico y el interior de la región andaluza. La Sevilla primitiva nació allí donde el cauce del río dejaba de ser navegable para las grandes embarcaciones. Las excavaciones arqueológicas permiten afirmar que el asentamiento humano se hizo estable hacia el siglo IX a.C. Durante siglos, analistas y eruditos reclamaron para Hércules, el más popular de los héroes mitológicos, el honor de haber marcado con seis pilares de piedra el lugar donde Julio César fundaría la ciudad de Sevilla, a la que llamó Lulia Rómula Híspalis.

En el año 206 a.C. Escipión el Africano estableció un contingente de soldados veteranos en Itálica, a pocos kilómetros de Sevilla. Sin duda se trata de un lugar de visita obligado para todos aquellos que quieran comprender el alto grado de desarrollo que alcanzó la provincia Bética durante la época imperial. La cuna de Trajano y Adriano vivió días de esplendor durante los siglos II, III y IV d.C. A finales del Imperio se había convertido en la urbe más importante de Hispania y en la undécima del mundo.

En el año 411, los vándalos silingos se apoderaron de la provincia Bética. La toma de Híspalis se produjo en el 426 por parte del vándalo Gunderico.

Mayor repercusión tuvo la etapa de dominación visigoda coincidiendo con el reinado en Constantinopla del emperador Justiniano (527-565). En el reinado de Recaredo, en el año 589, conoció una espléndida bonanza cultural.

El nombre romano de Híspalis se troncó por el de Isbiliya desde que en el año 712 la ciudad cayó bajo la dominación islámica. Durante los cinco siglos de dominación Sevilla desempeñó un papel político y cultural de primer orden.

La caída del califato cordobés en 1035 provocó la desintegración de la unidad territorial andalusí, surgiendo una serie de reinos independientes, entre los cuales se encontraba el de Sevilla. Durante el período de gobierno de los monarcas abbadíes, Isbiliya alcanzó no sólo su máxima expansión territorial, sino también una total preponderancia sobre las demás taifas.
Para frenar el ansia expansionista de Alfonso VI, rey de Castilla y León, los reyes musulmanes de Badajoz, Granada y Sevilla, acordaron pedir auxilio del exterior y no había otra fuerza más próxima que la de los bereberes africanos almorávides. A la postre, el poder almorávid se resolvió contra los propios reinos taifas, adueñándose de Sevilla en el 1091. La extremada rigidez religiosa y la intolerancia social impuesta por esta dinastía desencantó al pueblo, que enseguida se organizó en movimientos independentistas. Todo ello provocó la llegada al país de los almohades, quienes desembarcaron en Cádiz en 1146.

Los almohades impusieron a Sevilla como capital administrativa de Al-Andalus. Llegaron los días de bienestar y prosperidad, aunque entremezclados con otros de inquietud, a causa de las frecuentes incursiones castellanas en el territorio y de las periódicas crecidas del Guadalquivir. Ello no impidió que los almohades desarrollaran un importante programa constructivo en el que hay que destacar la edificación de una mezquita mayor donde hoy se alza la imponente catedral hispalense. Hacia el año 1220 el poder almohade camina hacia su total declive, entrando triunfalmente en la ciudad en 1248 el Rey Fernando III, convirtiendo a la ciudad en un extenso reino cristiano de perdurable vigencia civil y eclesiástica. Su hijo y sucesor Alfonso X el Sabio sintió siempre verdadera debilidad por Sevilla, viéndose correspondido con creces por sus habitantes.

Los años posteriores a la reconquista de Sevilla conocieron el asentamiento en la ciudad de una nutrida colonia de judíos. En 1391 la comunidad hebrea fue objeto de un violento asalto con numerosas muertes y saqueos. Sobre la antigua judería hispalense se conformaron los barrios de Santa Cruz y San Bartolomé.

En el año 1401, el cabildo de la Catedral de Sevilla adoptó un acuerdo trascendental para la historia religiosa de la ciudad; nada menos que la construcción de una nueva iglesia metropolitana. La Catedral de Sevilla fue consagrada en 1507.

Con el Descubrimiento de América en 1492 se inicia la Edad Moderna y Sevilla se erige, durante más de dos siglos, en puerto del Nuevo Mundo. En los Reales Alcázares de Sevilla se creó en 1503 la Casa de la Contratación, organismo fundamental para regular las relaciones mercantiles, científicas y judiciales con América.

En los primeros años del siglo XVI, la preocupación por contar en Sevilla con estudios superiores se plasmó en la fundación del Colegio Santa María de Jesús por Maese Rodrigo Fernández de Santaella. Esta institución fue el germen de la futura Universidad Hispalense.

A pesar de la opulencia vivida durante la centuria anterior, la Sevilla del siglo XVII no puede sustraerse a la grave crisis económica que por entonces afectaba a Europa en general y a España en particular. Sevilla, inflamada de espíritu contrarreformista, se transforma urbanísticamente en una ciudad-convento. Resulta indudable el peso de lo religioso en la Sevilla barroca, ganándose a pulso el calificativo de "Tierra de María Santísima".

Con el traslado de la Casa de la Contratación y del Consulado Marítimo a Cádiz en el año 1717, Sevilla perdió el monopolio del comercio indiano y comenzó su declive.

Habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo XIX para que la ciudad inicie una nueva expansión apoyada en la construcción del ferrocarril y aprovechando el derribo de parte de sus murallas antiguas. La ciudad crece hacia el este y el sur, es el Ensanche decimonónico, que se completa en las primeras décadas del siglo XX con los edificios construidos con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 (Plaza de España, Jardines de María Luisa).

Tras la exposición Sevilla acomete la remodelación de su infraestructura: creación del aeropuerto, obras hidráulicas de canalización del río y sus arroyos para frenar los desastres de las inundaciones, red de tranvías, etc. La ciudad se lanza a partir de los años 60 a una verdadera expansión que configura las actuales barriadas periféricas. En 1992 se celebró la Exposición Universal (Expo 92) en la Isla de la Cartuja. Sevilla entra en el siglo XXI totalmente remodelada y modernizada.

DATOS DE INTERÉS
Clima:
La temperatura media anual es de 18,2º C y la media de los meses de julio y agosto se sitúa en 26,6º C si bien pueden darse temperaturas máximas de 40-42º. En invierno la temperatura media es de 11-14 º y no suelen bajar de 2-3º las mínimas. Las lluvias son moderadas y la precipitación media es de 578 l/m al año.

Comunicaciones:
Sevilla está excelentemente comunicada por tierra, mar y aire. Sus principales vías de comunicación enlazan a Sevilla con el litoral onubense y Portugal, la autovía Sevilla-Málaga-Granada-Almería permite el enlace con la autopista del mediterráneo. Asimismo, existen excelentes comunicaciones con Cádiz y Madrid.
Las transformaciones ejecutadas en la red arterial ferroviaria de Sevilla y su provincia han supuesto una mejora, tanto en la conexión con el país como de la gestión de viajeros y mercancías. La línea de Alta Velocidad (AVE) sitúa el centro de la capital andaluza a 150 minutos del de Madrid.

El puerto de Sevilla está situado sólo a 80 km. del litoral atlántico y es el único puerto interior de Europa.

Quienes lleguen por vía aérea lo harán a través del Aeropuerto Internacional de San Pablo, bien situado por su cercanía a la ciudad y por su conexión viaria con otras redes nacionales de comunicación.