Las naves de las Atarazanas fueron construidas como astilleros para la construcción de galeras y se instalaron en el Arenal porque en este lugar la diferencia de cota con el río apenas llegaba al metro, lo que facilitaba mucho la entrada y salida de los barcos, condición indispensable en estas instalaciones.
La construcción original
albergaba un espacio diáfano estructurado en naves por potentes arcadas
mudéjares. La fuerte direccionalidad producida por éstas se enriquecía con la
aparición de una segunda dirección, perpendicular a la primera, generada por la
sucesión en paralelo de estos arcos. Esta doble dirección dotaba al espacio de
transparencia visual y doble perspectiva. El aspecto formal que las Atarazanas
presentaban al Arenal, era el de un frente industrial abierto para posibilitar
la entrada y salida de las embarcaciones.
Situación de las Atarazanas |
El
interior se organiza actualmente a partir de diecisiete naves adosadas
dispuestas en
perpendicular
a la dirección del río cuyo fondo era la muralla almohade de la ciudad.
Es una
construcción realizada por la cubrición a dos aguas de una sucesión pilares de
ladrillo sobre las que apoyan líneas de arcos, sobre las que se construyen
amplios canales para la recogida de aguas, formalizando un acueducto que
caracteriza el plano de las cubiertas.
Las naves
tienen unas dimensiones de cien metros de largo por doce de alto, las de
pilastras de ladrillo son de sección rectangular, con unas medidas de dos
metros y cuarenta centímetros por un metro ochenta centímetros salvando una luz
de ocho metros y medio con una altura hasta el arranque de los arcos de cinco
metros, éstos son ligeramente apuntados con el intradós rehundido en
continuación con las pilastras, y tienen una luz media de once metros.
Debido a los rellenos
sufridos posteriormente, cuando las naves dejaron de usarse para construir
barcos, la base de las pilastras se encuentran a la cota -6, 15m., y bajo ella
se encuentra la cimentación, que las excavaciones arqueológicas, han revelado
que se compone de una zapata corrida de 1,30m. de canto, de argamasa bastante
compacta con un encofrado perdido de madera.
Durante
su periodo fundacional, bajo el mandato de Pedro I, se produjo una ampliación
de las Atarazanas en tres naves añadidas en su flanco norte.
Durante
el S. XVI la actividad como astilleros se transformó trasladándose a la primera
nave la pescadería, y realizándose obras destinadas a la construcción de
viviendas, compartimentación de los distintos despachos de pescado, y trabajos
de relleno encargados de subir el nivel de las naves en casi cuatro metros,
pues se inundaban con frecuencia al haberse quedado su cota por debajo de la
del Arenal, que convertido en espacio portuario la elevó como sistema de
defensa.
Albergaba
la primera nave doce lonjas grandes y dieciséis pequeñas, y las demás estaban
divididas en bodegas con accesos desde el interior o desde el Arenal. En la
novena nave se ubicaba la vivienda deI alcaide, con un corral abierto al
interior, y en la octava, la capilla. Los espacios comunes principales, la
Placeta y el Pozo, se situaban en la nave octava, y a partir de ellos se
organizaban unos pasajes cubiertos que permitían el registro de las distintas
dependencias.
Existían
tres puertas principales, dos al Arenal y una al casco Histórico, situada en la
placeta del Carbón y que se conocía como Puerta del Hierro.
A finales
del S. XVI, las naves 13, 14 y 15, se transforman para alojar a la aduana,
constituyéndose como entidad autónoma dentro de la trama espacial homogénea de
Atarazanas. Esta intervención fue respetuosa con el sistema espacial,
ofreciendo una lectura clara dentro del sistema general, y con ella se
generaron también las dos últimas naves de la manzana, 16 y 17, utilizadas para
almacenar lana y azoque.
A
mediados del siglo XVII comienza una nueva actuación que transformaría las
naves 8, 9, 10, 11 y 12 en Hospital de la Santa Caridad. En la transformación
de las naves en hospital, se confirma la idoneidad de éstas para admitir nuevos
usos, debido al carácter de gran contenedor de su estructura espacial.
En el
interior del Hospital de la Caridad es donde la estructura de las naves va a
dejar su impronta, ya que todos los espacios generados quedan impregnados de su
direccionalidad.
Será a
finales del siglo XVIII con las reformas introducidas por la Maestranza de
Artillería, cuando se produzca la total consolidación de la manzana constituida
por las antiguas Atarazanas del río, al construir tres crujías perpendiculares
a las siete naves de las Ataranazanas, que cabalgaban transversalmente sobre
los contrafuertes y primeros arcos de cada una de ellas. También se elevó una
sala para el depósito de armas, con una potente cubierta de tejas y Se dotó al
conjunto de un cuerpo común de cabecera que introdujo un orden superior a la
mera yuxtaposición al practicar la entrada en el centro del mismo.
Las Atarazanas de Sevilla fueron construidas en 1252 por
mandato de Alfonso X el Sabio, fuera del recinto murado, apoyándose en el
cobijo que ofrecía la muralla y la coracha saliente, que unía las Torres del
Oro y de la Plata, entre las Puertas del Carbón y del Aceite. Probablemente
consistieran en una reconstrucción ó remodelación de otras anteriores
construidas en el siglo XII por orden del califa Abu Ya´qub Yusuf quien en 1184
ordenó el comienzo de las obras.
Interior de las Atarazanas |
Las
Atarazanas constituyen un caso ejemplar de transformación de usos, debido
básicamente a su potente estructura formal de gran contenedor que habrá de
conferirle esa capacidad de admitir, a lo largo de su historia, nuevos y controvertidos
destinos. En el S. XVI se realizan obras destinadas a transformar la actividad
como astilleros trasladándose a la primera nave la pescadería, que hasta
entonces estaba ubicada en la Plaza de San Francisco.
En 1580
comienzan las obras para alojar en las Atarazanas la Aduana, según las trazas
de Asensio de Maeda. La construcción finaliza siete años más tarde, y en su
proceso se reconoce la intervención de Juan de Oviedo.
En 1641 comienzan las
obras del Hospital de la Santa Caridad, cuya cofradía se reunía desde el año
1578 con la finalidad de recoger los cadáveres de ahogados y ajusticiados, en
la capilla ubicada en la nave octava, consagrada a San Jorge. A principios del
s. XVIII se levanta el primer plano conocido de la manzana. En él se distinguen
ya perfectamente autónomas, las intervenciones de Maeda en la Aduana, y de
Simón de Pineda, Figueroa y Sánchez Falconete en el Hospital de la Caridad y la
Iglesia de San Jorge.
En el
sector también se asentaban dependencias artilleras, cuyo primer asentamiento
se remonta al año 1587. Posteriormente el continuo crecimiento de la Maestranza
de Artillería traspasa sus puertas. En 1804 se ocuparán los terrenos delanteros
hasta alcanzar los malecones del río. En 1846 surge un proyecto de ensanche de
la ciudad, se trata de la alineación a cordel del Paseo de Cristóbal Colón
proyectada por Balbino Marrón. El comienzo del siglo XX coincide con la
erección de los nuevos almacenes artilleros, que ahora se alinearán con el
referido Paseo de Cristóbal Colón. La consecuencia más importante es la
creación del Pasaje Temprado, espacio urbano definido lateralmente entre verjas
que guardan los jardines de ingreso a las Atarazanas y de otro lado al
crecimiento exterior de la Maestranza de Artillería y los jardines de la
Caridad.
En 1945
se derribaron las últimas cinco naves en el flanco sur de las Atarazanas para
la construcción del edificio de la Delegación de Hacienda.
En la
década de los años 80 se redacta y aprueba el Modificado del Plan de Reforma
Interior del Casco Antiguo de Sevilla, que pone de manifiesto la necesidad de
elaborar un Plan Especial de Reforma Interior que libere, del Centro Comercial
previsto en el anterior Plan, 1968, los terrenos ocupados por los almacenes
exteriores de la Maestranza, y el Jardín de la Caridad. Documento que ordena el
sector dedicando su edificación a una institución cultural.
En el
periodo 1993-95 la Consejería de Cultura llevó a cabo obras de consolidación en
el complejo y en 1988 inició el estudio de viabilidad sobre la capacidad
espacial y constructiva de la Maestranza de Artillería como paso previo a su
adquisición. Tras el citado estudio adquirió el inmueble quedando desalojado
por la institución militar en abril de 1993.
Recientemente
las instalaciones han sido rehabilitadas y dedicadas a usos culturales.